miércoles, 10 de octubre de 2012

Lo conocío sin querer, ese tipo de personas que se cruzan porque asisten al mismo lugar, tenía que pasar debido a sus elecciones.
Siempre hubieron miradas o eso pensaba ella. No le interesaba, pero cuando lo pilló mirando en donde se encontraba sentada, pensó que talvez le resultaba interesante a él.
Días pasaban, no se supo de nada entre ellos. No se hablaban, sólo estaban en el mismo lugar rodeados de más personas, nada que les dijera sobre un futuro juntos.
Meses pasaron, eran un poco más cercanos, no por ellos, sino por los otros, no se hablaban mucho, casi nada.
Un año pasó, se empezaron a hablar más, pero no lo suficiente, conversaciones casuales y cortas. Y con el tiempo, se empezaron a hablar más, quién diría que de un día a otro, por simples bromas comenzarían tener conversaciones más largas, darse cuenta que congeniaban. 
A pesar de que ella sintió una atracción, sabía cuál era su lugar, sabía hasta donde llegar. 
Ella lo sabía, sabía que en lo porfundo del ser de él, se parecían en mucho, creencias, intereses , pensamientos talvez, pero exteriormente eran muy contrarios, opinaban distinto, actuaban distinto. Ella por lo trascendental, él por lo banal.
Tenía los pies en la tierra, algo entre ellos no funcionaría y lo sabía muy bien.