domingo, 29 de noviembre de 2009

Sigo aquí


Soy la pregunta del millón,
siempre la interrogación.
No respondas que si, porque si,

Y qué, qué podrías tu decir
si yo no te voy a oir,
no me entiendes,
y nunca seré lo que esperas de mi.

Jamás, ya me vas a conocer,
niño y hombre puedo ser.
No me uses y apartes de ti

Y ví como alguien aprendió,
lo que nadie le enseñó,
No me entienden, no estoy aquí.

Y yo, solo quiero ser real
y sentir el mundo igual que los otros
seguir siempre así.

¿Por qué yo tendría que cambiar?
Nadie más lo va a intentar
Y no entienden que sigo aquí

Y tu vez lo que ellos nunca ven,
te daría el cien por cien
Me conoces y ya no hay temor.

Yo, mostraría lo que soy
si tu vienes, donde voy no me alcanzan.
Si eres mi amigo mejor

¿Qué sabran del mal y el bien?
Yo no soy lo que ven
todo un mundo durmiendo y
yo sigo soñando porque...
sus palabras susurran mentiras que nunca creere

Y yo solo quiero ser real y sentir el mundo igual
que los otros
por ellos por mi

¿Por qué yo tendría que cambiar?
nadie mas lo va a intentar
estoy solo y sigo aqui

Solo yo, estoy aqui,
sigo aqui,
sigo aqui...


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No acostumbro a dejar mis comentarios, pero creo que esta vez era necesario.
La canción es de El planeta del tesoro y la canta Alex Ubago, independiente de quién sea, la canción me gusta mucho, representa mucho de lo que siento y quería subirla porque es exactamente lo que estoy sintiendo ahora.

Incomprensión


No sé hasta que punto llegará la incomprensión humana

la ignorancia nos invade en todo sentido.

A mi alrededor notó como cada vez somos más consumidos,

como el mundo se transforma poco a poco y se convierte

puramente en el interes personal de un ser.

Como poco a poco olvidamos que no somos los únicos.

Aún veo a los padres que sin notarlo dañan a sus hijos,

como los amigos se hieren mutuamente por su egoísmo,

como las familias se separan por desentendidos tan simples,

todo es por la falta de comunicación… o tal vez sea más que eso.

Tal vez todos nos perdimos, todos nos deslizamos por un camino

que cubre todo, que solo nos muestra lo que queremos,

creemos que nuestra vida es imprefecta por diversa carencias,

hasta que notamos porque realmente era.

Ese niño llorando por la culpa de sus padres que no saben más que gritarle,

ese compañero que siempre estuve y nunca consideraste,

¿Qué pasaría si mañana no estuvieran?

¿Nada...?

No, si pasaría algo, notariamos su falta, nos preguntaríamos por qué ya no está,

pensaríamos que tal vez no devimos actuar como lo hicimos,

pero ¿Para qué lamentarnos?

Creo que aun es tiempo para enmendar errores, porque a pesar de la incomprensión

siempre esta el amor presente, porque a pesar de que no nos podamos entender

siempre esta la tolerancia presente, porque el cariño nos lleva a querer a los demás

sin importar su imperfección, porque siempre seremos todos humanos,

porque siempre sentiremos, porque siempre habrá alguien dispuesto a perdonar,

dispuesto a ayudar y mientras haya aunque sea uno siempre estará presente

la posibilidad de corregir el gran error de toda la historia.

Solo se debe abrir el corazón, perdonar y comprender,

nunca olvides que no estas solo, que a tu lado hay alguien más.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El silencioso sol errante.




Ya estaba atardeciendo.
Era un día como cualquiera.
Para una persona significaba
un día de verano como todos.
El sol brillaba radiantemente.
Entregaba mucha energía.
El aire estaba cálido.
El cielo se tornó naranja.
Sonaba como un día tranquilo,
que a la vez entregaba alegría.
Pero nadie sospechaba el real
sentir de aquel que recide en el cielo,
silencioso y siempre observante.
Aquel que siempre se hace notar
los días despejados,
aquel a quien todos extrañan
si se ve opacado por el invierno.
Tal vez siempre parecía
deslumbrar a todos
con su encandilante figura.
Siempre el centro de atención
en el celeste cielo.
Pero eso no era él.
Solo reflejaba la imagen
de lo que todos querían ser,
pero él definitivamente
era otra cosa.
Definitivamente había
nacido para ser algo más.
Simplemente quería sentir.
Quería tocar el suelo aunque
fuera una vez en su vida.
Quería hablar, quería callar
a causa de la falta de aire.
Quería caminar, correr, saltar.
Quería tocar las cosas,
quería saber que era el tacto.
Quería observar
el cielo desde el suelo.
Quería saborear, oír, oler.
Quería llorar y reír.
Quería conocer, aunque
fuera por una vez la noche.
Quería despedirse del día
tal como lo hacía un humano.
Descendió y por última vez
sus rayos acariciaron aquella
pequeña mitad del mundo.
Y aguardaba con cariño
el instante en que podría
soñar como hacían los humanos.
Simplemente se lamentaba.
Su mayor anhelo era ser como ellos,
aquellos afortunados no sabían
que era el regalo de la vida.
La bendición que "traían a cuestas".
Y se marchó para iluminar el día
de quienes tanto amaba
y a la vez envidiaba.
Seguiría guardando silencio
hasta el día de una nueva creación
y por fin él tocaría el suelo
y vería el mundo desde abajo.
Ya no sería el silencioso sol errante.
Pero por mientras se contentaría
con ser la luz que ilumina
"los oscuros días de los humanos en la tierra"
Era una misión que solo
un errante como él
podía llevar a cabo.
Y así haría hasta el fin de los días.