Conozco tu mundo mejor de lo crees, sé tus historias, aquellas que te agradan y las que no, sospecho sobre tus malos tiempos, cuando se veía todo negro, reconozco algunos de tus caminos y los tantos recorridos que hiciste, sé quienes son tus amigos y tu familia, comparto con ellos cada vez que puedo, sé incluso cosas que no debería saber, personas que no debería reconocer y que sin embargo están presentes en mi mente.
¿Pero qué hay de ti y mi mundo?
Poco sabes de mi historia, no conoces a mis amigos porque no quieres, no compartes con mi familia, es más, te desagrada un poco, hablar de ciertos temas te fastidia, no imaginas mis días oscuros y huyes cuando hablo de ellos, creo que no tengo espacio en tu vida para hablar de mis problemas, no puedo hablarte de ciertas personas sin que me recrimines luego.
La verdad es que me entristece, yo conozco cada parte de tu mundo, me agrade o no, aunque me duela y tú poco te armas de paciencia y tiempo para entender el mio, simplemente te cierras y quizás eso me duela mucho más que cualquier otra cosa. Le cierras las puertas.
