viernes, 26 de diciembre de 2014

La muerte, el adiós

Días, noches, horas, ya no importa,
pasan, para mi ya no son nada,
la versatilidad de las heridas,
no encuentro nada en las miradas,
ni odio ni amor, están vacías,
así transcurren ahora nuestros días
mientras agonizamos en mentiras
esas que tanto nos decíamos
y a momentos fingimos que creíamos.

Sin verlo se desintegró,
mientras me inunda este dolor,
se encierra en la habitación,
quitando el sueño y el color,
blanco y negro, estoy en un rincón
sólo hay desolación,
me hundo y me hundo, no hay perdón.

Vuelvo el tiempo atrás,
no me explico nuestro actuar,
teniendo a quién amar,
buscamos placer en otro lugar,
herida mortal,
este amor era especial,
pero murió en la banalidad.

Ahora que no estás lo entiendo un poco más,
este ha de ser su final,
y tal vez lo nuestro ya no era amar,
simplemente un síndrome de abstinencia,
que nos hacía caer en tal resiliencia
para volver a probar este opio sin cesar,
obsesión que nos acabará por matar;
sin nada más que expresar,
por última vez nuestras miradas se encontrarán
nos hundiremos una vez más y nos acabará,
aceptemoslo, ya no hay vuelta atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario