miércoles, 30 de diciembre de 2015

La vida sigue su camino, pasan acontecimientos y en la rapidez de cada uno es fácil confundirse y perder el camino, ilusionarse con los hechos y las palabras, pero nada es seguro. Al igual que uno, nadie está completamente seguro sobre lo que hace, dice o incluso piensa. Todos nos confundimos ante la rapidez del tiempo y la nubosidad de los sentimientos. 
Es probable que no tenga seguro dónde voy y dónde quiero llegar, porque me confundo, me dejo llevar por cada instante y la vista tras un pequeño parpadeo parece ser absoluta, hasta que abres un poco más los ojos y te das cuenta que las cosas no eran como pensabas.
A veces me escondo entre la inmensa cantidad de emociones que me invaden, creo tener certeza, pero luego descubro que no, que sigo igual de perdida que siempre, que no sé lo que quiero y no sé cómo enfrentarme ante lo que ocurre día a día.
En este preciso momento me cuestiono qué tiene sentido realmente, vivir tal vez sólo sea una obligación y actuar se convierte en la única opción, porque la vida no te deja ser inerte, debes moverte con ella, estancarte no es una opción. La vida pasa y no puedes evitarlo, la vida pasa y tú te mueves con ella aunque no quieres, porque estas perdido, porque no sabes nada y debes tomar desiciones en base a incertidumbres. No sé quién soy y mucho menos sé dónde voy. 

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