jueves, 10 de julio de 2014


Escucho lo que me cuenta, de repente lo presiento, saldrá a la luz ese pequeño tabú, el que intento eliminar de mi cabeza y que a veces logro, pero siempre hay recaídas, ahora temo, temo por ese maremoto de emociones que va a llegar con sólo escuchar ese sustantivo personal que desata una serie de autodestrucción mental que me perseguirá con el oscuro eco resonando una y otra vez, apareciéndose en los momentos más inesperados para atacarme y llenarme de inseguridad, miedo, pena, etc. 

La nombra, peor aun lo que sigue de la historia.
No sé como lidiar con eso, hasta a mi me duele, pero por motivos egoístas. 

Se acercan miles de ideas, esa punzada en el corazón, mirada perdida, finjo estar bien, sonrío. 
¿La verdad? Quedé hecha mierda. 
¿Lo sabe? Creo que lo intuye. 
De todas formas, siempre lo he tomado como un desafío, el momento de aprender a amar de verdad, de aceptarlo todo y ser una apoyo, ser esa persona que puede darle un mejor presente. Recuerdo la posición que quería ocupar en su vida, ser la que uniría cada pedacito roto/perdido y construirle una mejor vida.
Sabiduría ven a mí, borra estos pensamientos, elimina lo que siento, lléname de amor y comprensión, porque lo que me pasa ahora es miedo, es ego, es egoísmo. Sólo pienso en mí. 
Finalmente digo, es el pasado, ya no existe, ya fue, ahora es diferente. 
Adiós negatividad, hola pensamientos positivos.
Amor. Sanación.
Lo amo y ahora lo sé mejor que antes. 

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